
(Rendida respuesta a No te rindas, de Mario Benedetti)
Ríndete a ser tú misma y no te entregues
al gentío ni te lleve en su corriente.
Cede en tu sentir, tranquilamente,
y no sientas un punto en que te niegues.
Ríndete, cede, cede y no delegues
en tedio que te venza porque intente
llenarte de preguntas por la frente
y, al darle una respuesta, te doblegues.
Danza, danza en el patio más cercano
al ritmo y la cadencia indiscutible
que marca el movimiento de tu mano.
Ríndete a lo inmanente y lo posible
y déjate llevar. Hazte verano
con su fluir, manando irresistible.
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