Entrevista en la UOC

Entrevista a Ángela Munuera Bassols, estudiante de la licenciatura de Estudios de Asia Oriental: «Nunca es tarde para aprender»

24 febrero de 2014

Cuando Ángela Munuera tenía 57 años, la jubilaron por culpa de una enfermedad que le provocó una discapacidad auditiva y visual. En lugar de resignarse a la jubilación, se puso a estudiar (psicología, música, idiomas…). Y a escribir (ha ganado varios premios lterarios y tiene una treintena de libros inéditos). Ahora, cerca de los 69, está apunto de terminar la licenciatura de Estudios de Asia Oriental de  la UOC

Por: Joan  Pla

(Publicado en WOK)

1)   Disculpa el comentario, pero no es muy habitual encontrar estudiantes universitarios de 69 años… ¿Por qué decidiste empezar estudios universitarios?

Bueno, yo creo que nunca es tarde para aprender. Por otra parte, he pasado mi vida siempre estudiando. Me gusta aprender, me gusta el reto de abrir camino a ideas nuevas y a saberes de campos diferentes, me gusta cuestionarlo todo. Cuando me jubilaron (yo era profesora de inglés y recibí el palo de una jubilación forzosa, debido al progreso de la discapacidad visual y auditiva), tenía sólo 57 años. La verdad, no me pareció que hubiese entrado “ya” en edad de “dejarme ir”. Entonces me puse a estudiar psicología en la Open University del Reino Unido, cuando terminé esa carrera hice en la UNED un máster en violencia de género que me llevó cuatro años; y luego me puse a cavilar si sería mejor aprender matemáticas, física o hacer otra carrera de Humanidades, pero en otro campo. ¿Por qué carrera y no estudios aislados o simplemente leer sobre temas en los campos de mi interés?: porque una carrera es un desafío largo y sostenido y, además, me pone en contacto con personas que comparten el mismo interés y el mismo desafío. Eso es muy estimulante.

 

2)   ¿Y por qué Estudios del Asia Oriental en la UOC?

No hay una sola razón, sino varias. Cuando me encontraba en ese impasse de qué otra cosa nueva estudiar, supe por una de mis hijas que la UOC ofrecía esta licenciatura y me intrigó. La UOC me encanta. Tiene un sistema de presentación de los estudios, una metodología, un —digamos— “estilo” que me permite implicarme a fondo en el aula y con mis compañeros y profesores, que mantiene mi interés sostenido y en alza, y siempre en contacto con personas que tienen los mismos intereses que yo. En mi concepto de universidad, descarto aquéllas que simplemente ofrecen programas de estudio, sin cuidar el contacto entre las personas. En mi visión de la vida, una Universidad debe ser un microcosmos de relaciones, un constante reto intelectual y un compartir imprescindible. Además, vivo en el campo y no conozco ninguna otra universidad que ofreciera Estudios de Asia Oriental de forma virtual o a distancia. El tema de Asia Oriental, un mundo en el que era totalmente ignorante, desde el principio me ha fascinado. De hecho, ha revolucionado mis valores, mi cultura, mi posicionamiento ante la vida e incluso mis relaciones personales. Eso ¡sin hablar, por ejemplo, del desafío a mis neuronas con la lengua china!

 

3)   En tu caso tienes la dificultad añadida de padecer una discapacidad visual y auditiva. ¿Cómo lo sobrellevas respecto a los estudios? ¿Utilizas alguna herramienta especial? ¿Te ayuda alguna persona?

Sí, la discapacidad visual es francamente una dificultad añadida a mi vida, pero no sólo al campo de los estudios, sino a todos los campos. Debido a una enfermedad autoinmune adquirida, perdí la visón completa de un ojo y más de la mitad del del otro. Eso es complicado para moverme en todos los terrenos, pues no he tenido aprendizaje con gente que sepa de eso, sino que ido improvisando sola cómo moverme. Por suerte, el cuerpo aprende. Las manos aprenden a reconocer muchas cosas que antes reconocían los ojos. Y la propia visión reta a las neuronas a reconocer aquello que sabían antes y lo van situando. El ordenador es clave en esto. Si tuviera que estudiar sólo sobre papel, no podría, pues mi vista a veces se niega a seguir. Pero gracias a las variaciones de tamaños y colores que puedo hacer en la pantalla, la cosa es mucho más llevadera. La enfermedad cursa en crisis. Cuando tengo crisis, a veces paso semanas sin poder leer tampoco en el ordenador. Pero mi familia me ayuda leyéndome los temas en alta voz y comentándolos conmigo; a veces es difícil, porque tampoco oigo mucho; pero nos vamos arreglando, y vivo en la confianza de poder terminar la carrera antes de quedarme ciega o sorda del todo. Y, si ocurriera, algo haría. Estoy dispuesta a aprender también eso, que (dicen los médicos que…) probablemente… me ocurrirá… No lo pienso: aprovecho el momento: ahora puedo, me digo.

Tampoco escondo mis dificultades y creo que eso es clave, porque la gente me ayuda contenta. Estoy muy agradecida, por ejemplo, a mis compañeros y profesores, que escriben con letra grande en los foros para que yo pueda leer sus mensajes; más de una vez mis profesoras de chino han grabado cosas de forma clara, para que las pueda escuchar y comprender; o, cuando voy a los exámenes, me dan unas sábanas enormes escritas con tipos grandes que leo sin dificultad…

En la universidad inglesa donde estudié psicología, me mandaban cintas grabadas con la lectura de todos los temas, un programa que llevaban compañeros voluntarios para los que teníamos problemas visuales; cosa que me ayudaba muchísimo y me hacía sentir un agradecimiento extraordinario.

 

4)   ¿Y tu familia qué dice del hecho de tener una “abuela universitaria”?

Mi familia está acostumbrada a mis peculiaridades. Ellos entienden que estudiar me da la vida. Mis nietos lo viven con salero. Mi nieta Alma (de 9 años) dijo un día en el colegio que su abuela sabía chino y la profesora me llamó para pedirme que diera un taller a los niños en el ámbito de las diferencias lingüísticas y culturales del mundo. Terminamos representando El Patito Feo en castellano y chino, en un teatrillo de sombras. Mi profesora de chino me ayudó a escribir el cuento en chino y mis compañeros de aula me dieron aliento y risas para seguir. Fue increíble.

 

5)   Háblanos un poco de tu faceta de escritora, por favor.

Escribo desde que era niña. Ser escritora es como vivir dos o más veces: vivir y comprender y volver a vivir y reinterpretar. Tal vez suene un poco esquizofrénico decir que, cuando me “vuelvo escritora”, adquiero una personalidad diferente y hasta cambio de nombre y de ser. Como escritora, mi nombre es Marta Abadía (en homenaje a mi tatarabuela Abadía, madre de mi bisabuelo Munuera Abadía, también escritor). Mi familia sabe que cuando “me vuelvo Marta Abadía”, de algún modo dejo de ser Ángela: no hablo de cosas cotidianas ni duermo ni como ni estoy igual que los otros momentos; sino que me vuelco en un mundo interior de relaciones y símbolos y mensajes que busca nacer a toda costa. En ese silencio, que mi gente respeta, pueden nacer mis escritos.

Vivo con gran fuerza la creación de personajes y de historias; como si crear esos mundos fuese crucial para poder expresar quién o qué en realidad soy. Mis personajes me atrapan y se expresan y me llevan a conocer realmente cuáles son los significados profundos de las vivencias de mi vida, de manera que mis símbolos agarran el mensaje que yo querría dar y lo dicen a su manera, siempre mucho más hermosa y más vívida que la vida “real”. La poesía, por su parte, es como música en palabras, como una cascada de interpretaciones y colores que me baña y, a su manera, baña también mi prosa. Escribir, pues, que es un mundo inventado y simbólico, se convierte en una vida más verdadera y más profunda que el día a día. En todo esto, mis estudios tienen mucho que ver, porque todo lo que voy aprendiendo en vida y libros va saliendo en historias y poemas y se desenrosca de mí como si fueran capas de mi ser que quieren compartirse con el mundo. Es toda una experiencia.

Escribo mucho más de lo que publico. Tengo unos treinta libros inéditos y he publicado sólo siete u ocho (que pueden verse en amazon y en mi web).

 

6)   ¿Has ganado algún premio literario, verdad?

Sí. He ganado algunos, aunque sin mucha fe en los concursos, la verdad.

El primer libro de poemas que envié a un  concurso (El mundo al final) ganó el primer premio, que constaba de algo de dinero y su publicación. Pero hubo no sé qué problema y el libro no llegó a publicarse. Lo mismo me ocurrió con la primera novela (Un mundo tan pequeño); aquí el problema fue una desavenencia con el editor, quien estaba empeñado a toda costa en completar y cambiar escenas de la historia a su manera; y como no se lo permití, decidió que no publicaría el libro. Así, me quedé “compuesta y sin novio”.

Pero, sí he ganado varios premios literarios. Por ejemplo: el Foro de poesía; el Jeromín de cuentos; el María Giralt de relatos; el Altea, de novela; el José Rodao de poesía; el Patio de poesía… Uno de los que más me enorgullecen es el Francisco Giner de los Ríos; aunque era un premio a la innovación educativa, y no a la creación literaria, fue un premio a un taller de literatura en inglés con mis alumnos, que trabajamos durante un año entero, y todo el trabajo estaba lleno de creación literaria que nos hizo crecer a todos como personas.

 

7)   ¿Qué le dirías a una persona mayor o que tenga algún tipo de discapacidad sobre la posibilidad de empezar estudios universitarios? ¿Se lo recomiendas?

Yo no creo en el tópico de que los mayores no pueden aprender. Y tampoco creo en que las discapacidades nos limiten más que la llamada “normalidad”. Nos limitamos porque creemos que estamos limitados. Siempre hay problemas; pero siempre se puede hacer algo. Yo misma soy, en verdad, el ejemplo vivo de que se puede aprender a cualquier edad. De mayor, no sólo he seguido estudiando carreras, sino también lenguas vivas. He aprendido alemán, italiano, búlgaro, portugués y chino. Aprendí de mayor a tocar la flauta travesera y ahora estoy estudiando guitarra clásica. Siempre estoy aprendiendo algo. La vida está tan llena de sensaciones, aventuras y vivencias —y aprender es toda una aventura y una vivencia— que recomiendo a todo el mundo. Pero también sé que eso depende mucho de la filosofía de vida de cada cual y de sus gustos. Recomendar a los mayores que hagan estudios universitarios…, no sé… Cada cual sabrá lo que quiere. Pero recomendar que sigamos aprendiendo algo nuevo siempre, eso sí: ¡Hay tantas cosas! ¡Y tan fascinantes!

 

8)   ¿Tienes algún proyecto pensado para cuando termines los estudios de Asia Oriental?

Realmente, lo que me gustaría es ir a China un tiempo, no como turista, sino a trabajar, quizá enseñar inglés o algo de psicología o castellano… o, yo qué sé, a cuidar bosques de bambú o rescatar pandas… con idea de soltarme en la lengua, pues aquí es casi imposible encontrar personas con quienes hablar chino y me encantaría perfeccionar la lengua, aparte de poder vivir la cultura, conocer gente, hacer amigos…  Pero… entre la progresión de mis problemas de vista y oído, mi edad y mi situación familiar, lo veo difícil. Sin embargo, no lo he descartado. Siempre conservo abierto el horizonte de mis sueños.

Si no puedo realizar ese sueño, seguramente seguiré estudiando y escribiendo. En el campo de la escritura, me queda mucho que decir. Y, además, quiero publicar todos mis libros y deseo que la gente los lea, pues humildemente creo que cada uno de ellos dice algo importante. En el terreno de los estudios me queda mucho que aprender. Me gustaría investigar sobre mujeres piratas chinas. Y también me enfrento a la alternativa de ir cubriendo otros campos que ignoro, por ejemplo empezar en serio con las matemáticas o la física, tan largamente arrumbadas en mis estudios…

14 de febrero 2014

Ángela Munuera Bassols (martabbadia@gmail.com)

Yo era invierno

La editorial Diversidad literaria ha seleccionado este poema de Marta Abadía para su nueva publicación «Versos en el aire II»

 Un verano invencible

«En pleno invierno, descubrí en mí un verano invencible».

(Albert Camus)

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Foto: Isabel Munuera: «Colores de otoño»

Yo era invierno en la noche de esa plaza
y junto a ti
cuando me dijiste: “Amor…”
Era invierno, porque mi piel
escondía fugas y gacelas pequeñitas
y mis labios aún besaban sin besar
y el aire de mis sienes
congelaba las mareas del vivir.
Era invierno yo
y tú viniste con tu blanca
caricia de la umbría en la solana,
como un cántaro de agua.
Y entonces tú, flor de luz,
prendiste en mi sustancia un verano invencible
y una capa de flores y de espigas
se asentó en mi espalda
al calor de tus estrellas.

Sobre palabras que hieren

Basura verbal y violencia de género, de marta Abadía, es un estudio sobre esas palabras de cada día que dañan. Cuando la basura verbal se vuelca en el seno de una pareja, la mujer recibe hondas heridas, la relación se deteriora, y el causante del daño resulta también dañado. Este estudio, realizado desde la perspectiva feminista, pone en evidencia la gravedad de ese tipo de lenguaje, y propone algunas soluciones viables. ¡¡No te lo pierdas!!

Un amar que no me salve

Ya está en Amazon «Un amar que no me salve«, segundo volumen de la serie «El cuerpo en tierra está peregrinando». (El primer volumen es «Carta al viento» y el tercero, que saldrá dentro de unos días: «La vida en la cara»). Esta serie trata, desde la poesía, el camino de la mujer víctima de malos tratos, cómo escapa, pasa a superviviente y de ahí a reintegrarse a la vida del ser completo.

Este libro, escrito y sentido en verso libre,desenfadado y sencillo, hondo y sentido, se desarrolla en capítulos que nos transportan del mundo exterior al alma de la mujer y del alma a las formas de amor que dañan y, por fin, al gozo del amor solidario y compañero. Pero, si esto no es posible, el alma  prefiere caminar sola.

Un amar que no me salve

¡»Carta al viento» está en Amazon

¡»Carta al viento» ya está en Amazon!

Este libro, «Carta al viento», es el resumen de aquello que viví que, hoy, ya no me arranca lágrimas, si no son de compasión por todas las mujeres que viven en el infierno. No es una colección de poemas, sino un solo poema con capítulos, escrito desde mi verdad más honda. Quiere ser una auténtica carta que el viento lleve adonde tenga que llevarla: al corazón de la gente. Mientras el maltrato fueron gestos, palabras, silencios, desprecios y vacíos, no fui capaz de reconocerlo: siempre pensaba que yo no sabía amar lo suficiente. Sólo cuando también mi cuerpo fue herido con golpes y mis oídos con insultos y amenazas de muerte, comprendí que vivía en una cárcel de cristal dentro de mí y dentro de mi casa, y que mi carcelero era precisamente esa persona a la que yo había elegido para amar hasta la muerte. Comprender me salvó, porque pude huir. Superviviente de mi naufragio interior, hoy, soy capaz de amar. Me respeto. Cuido la vida y entrego mi verdad a las demás personas por si mi vivencia sirve a alguien para escapar del amor falsario.

Un país para un sueño

No te pierdas esta bella historia. Es un libro emocionante, triste, alegre, tierno…

Dos niños búlgaros, abandonados desde su nacimiento, son adoptados por un matrimonio español. Ellos sueñan con España como ese país que les va a salvar. Pero nada es fácil cuando se adopta unos niños, unos padres, un país, una familia, una cultura…

De «Un país para un sueño», los lectores han dicho:
«Esa forma coral de narrar te llega adentro», «Esos niños están vivos» «¡Preciosa historia!» «¡Una lección para vivir!» 

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Todos mis libros

Novelas: El canario desnudo. Un país para un sueño. La voz en la mirada. Un collar de tiempo. Almas de cristal y niebla. De Lambrini a Lambrini.

Novelas cortas: El sabor de las adelfas. Con razón llora Lena. Vacaciones para Imelda

♥Aviso para navegantes: ninguna de mis novelas o narraciones breves es histórica o autobiográfica. Pero todas tienen algo de mí. Todas incluyen algo de las personas que me han enseñado o dificultado el vivir. Todas responden a mi percepción de la sociedad, la vida y las cosas. Y, sobre todo, todas barajan mis símbolos, metáforas -propias o regaladas por la gente- en contextos ficticios, en mundos inventados, donde aquello que deseo contar se convierte en un riachuelo que busca su cauce desde mi alma al alma de quien quiera leerlas.

Un mundo tan pequeño es Premio Altea de Novela 2008. Se ha publicado con el título Almas de Cristal y niebla. La novela trata de cómo una mujer -cualquier mujer- se ve envuelta en malos tratos por enamorarse del hombre equivocado. En la novela, ese mismo hombre, maltrata también a la hermana de la protagonista, que también lo ama, con consecuencias trágicas para todos. Escrita desde la voz de las dos protagonistas, la historia se va desgranando en un cúmulo de dificultades y heridas, que marcan la vida de estas mujeres para siempre, determinando un trágico destino al que es muy difícil escapar.

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Almas de cristal y niebla

De esta novela, el jurado dijo: «La autora resuelve un argumento, que bien podría ser extracto de algunos de los más crueles hechos que la vida real nos arroja, conduciendo al lector por el sendero concreto que pretende. Por la belleza de su lenguaje y los sentimientos que transmite, abstrae y conmueve al lector y le engancha a su lectura de modo ineludible».

El Canario desnudo  (Vision Libros) Aborda la ceguera social que oculta y silencia la gravedad de los daños del maltrato a la mujer cuando ya ha salido del alcance de su maltratador. A los ojos de todos, la condición de superviviente carece de importancia, cosa que imposibilita que las heridas sanen. Tan sólo a través del apoyo de otras personas, el trabajo sistemático de crecimiento personal y la profunda aceptación de lo irreparable, unido a la actitud comprensiva de su entorno y sobre todo a la fuerza de la amistad con otras mujeres, puede la mujer superviviente de malos tratos lograr la dignidad a que tiene derecho y restablecer la paz consigo misma y con la vida.

Julia, superviviente de malos tratos, conoce a Graciela, quien la impulsa a trabajo voluntario de acompañamiento de enfermos en un hospital. Realizando su voluntariado, se encuentra con un herido que le remueve las heridas y la obliga a enfrentarse a su dolor. Narrada por las tres mujeres, entremezclando historias antiguas y nuevas, la trama se resuelve en una revolución interior que dura solo seis días.

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El canario desnudo

De El canario desnudo los lectores han dicho: «Emocionante» «Un libro que hace pensar». «¡Engancha!» «¡Preciosa historia!»

Un país para un sueño, narra la historia de dos hermanos de origen búlgaro, que son adoptados por un matrimonio español y vienen a vivir a España, ese país con el que los niños sueñan para restaurar las heridas de su abandono. Pero, en un proceso de adopción de hijos, adopción de país, adopción de padres, adopción de nuevo estilo de vida familiar…, nada resulta ser como se pensaba en principio. Es una historia que, narrada a dos voces por la madre adoptiva, Elena, y el hijo menor, Yon, transita por todos los campos de la ternura, el dolor, la soledad, el humor y la necesidad de sanar el alma.

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Un país para un sueño

De «Un país para un sueño«, los lectores han dicho: «Nada más empezar a leer, te engancha». «Un libro que me ha sumergido en un mundo desconocido para mí, donde se baraja la ilusión con la desilusión». «¡Tierno, bello, emocionante!» «Un final inesperado, que emociona».

Un collar de tiempo es la historia de amor de una mujer y un hombre, que empieza en su infancia, pero que los requerimientos que se imponen a los niños, prisioneros de su «ser-pequeños», rompen y desbaratan. La vida, a veces, conduce a las personas a un reencuentro. Pero, los sucesos que van marcando el camino, llevan a la protagonista a un viaje épico -a ratos dramático, siempre tierno- que se abre y se cierra, como un collar de tiempo, con aquel amor de la niñez.

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Un collar de tiempo

La voz en la mirada (en edición) es una novela de introspección familiar en la que un hijo, Mario, emprende un trabajo de investigación sobre su padre, Ramón. Lo que descubre le va abriendo a la comprensión de sus raíces, a la aceptación de la verdad y al rechazo frontal a la hipocresía social que nos cerca. Se trata de una metáfora, un deseo, un relato simbólico de una sociedad cuyos miembros serían capaces de hablar claramente de sus verdades y aceptar su unicidad, sus peculiaridades y las del guión de vida que «les va viviendo», muchas veces sin más opción que aprender, comprender, aceptar y seguir adelante.

 En El sabor de las adelfas, (Playa de Ákaba) cuando Belén se suicida, su hijo Gabi, todavía niño, recibe en herencia un cuaderno que no se atreverá a leer hasta pasados muchos años. Contada por tres narradores, la novela se abre a nuevos caminos por los que poder transitar.

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El sabor de las adelfas

En Con razón llora Lena, la infidelidad, los afectos mal gestionados, el desamor, la posesión de las personas, la caza, la venganza, la tristeza, el abandono infantil, los celos, son ingredientes para una tragedia, contada desde la vivencia de un niño, cuya inocencia y dolor se barajan con el destino más grave.

En Vacaciones para Imelda, Imelda, de nueve años, va con sus padres a casa de unos parientes lejanos, en una playa del sur. El calor, las moscas, la dejación del cuidado de la hija, un pescador, el mar: todo se confabula para deslumbrar a Imelda y llevar a todos los personajes por graves derroteros. Narrada a dos voces, la novela nos conduce por los vericuetos de la soledad infantil y la incapacidad de los mayores para cuidar de los niños tal como ellos necesitan.

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Vacaciones para Imelda. Con razón llora Lena

Colecciones de relatos: El laberinto de amar. Cruces y nombres. Un cuenco de luz y sombra. El beso de Inanna. Unos cuantos pecados

En mis relatos, el amor lleva a los personajes a situaciones de todo tipo, donde la alegría la ira, el dolor, la destrucción, el sexo, la tragedia, la ternura y el humor se entremezclan. No todos los amores son aceptados por la sociedad, no todos son legales, no todos son dulces, no todos son bellos, no todos son limpios, no todos son iguales, no todos duelen, no todos calman, no todos son perdurables. Algunos llevan a situaciones duras, otros se salvan; y así… Por eso, amar es siempre un laberinto.

Vivir es un laberinto  es una colección de relatos que amalgama todo tipo de situaciones. Niños que crecen, familias que navegan por escollos insalvables, gente que habla de cosas insólitas, encuentros inesperados…

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Vivir es un laberinto

 Cruces y nombres es una colección de relatos inspirados en los nombres y fechas que hay escritos en las piedras del Cementerio Militar Alemán de Cuacos de Yuste, donde están sepultados los restos de soldados alemanes caídos en España en las dos Grandes Guerras, tras los cuales he imaginado vidas reales, pérdidas, amor y desamor, crueldad, amistad, tristeza…

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Cruces y nombres

Un cuenco de luz y sombra. Una ensalada de cuentos. Algunos de ellos son tan breves que podrían considerarse micro relatos; los micro están escritos a vuela pluma, casi como escritura experimental, sobre situaciones cotidianas que la vida trae y lleva. Los otros, los más largos, están escritos de forma más elaborada, barajando historias reales con memorias perdidas y bastante imaginación. La imaginación es la amalgama, lo que les da cierta sensación de ser posibles o, por el contrario, irreales y soñados.

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Un cuenco de luz y sombra

El beso de InannaUn libro donde lo normal es raro y lo sorprendente normal, donde los personajes se relacionan desde el amor, la ira, el sueño, el deseo y otras emociones. Un libro para reír, soñar, pensar y sentir.

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El beso de Inanna

Unos cuantos pecadosun libro inquietante que habla de personas rebeldes y sumisas. Pecados sociales, pecados personales, errores, querencias, buen amor y mal amor; de todo un poco para pensar y sentir.

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Unos cuantos pecados

PoemariosEl mundo, al final. Tardes en la biblioteca. Punto y Contrapunto. Conversación de la noche. Por un violín. Carta al viento. Un amar que no me salve. La vida en la cara. El libro de las Reinas. El laberinto de amar. Cuaderno para la Pascua. Amar amar. Cartas al corazón peregrino. Horas navegables. De cal y de arena. Taller de poemas. Apocalipsis de la soledad. Canción de colores. Requiem. Tardes en la Biblioteca. Capitulario. Once sonetos de amor, una espinela y una canción esperanzada.

Y las colecciones de poemas: Musicable, Para Alegna, Sonetos,

61d9ge9nlil-_sx385_bo1204203200_Basura verbal y violencia de género. Un estudio sobre palabras que hieren y su impacto en las relaciones de pareja

 

Libro de relatos

Ha salido mi nuevo libro de relatos: Cruces y nombres, en papel.

Mirando los nombres inscritos en las cruces del Cementerio Militar Alemás de Cuacos de Yuste, mi vertebral rechazo a los símbolos de la tiranía me impidió por un tiempo centrar la inspiración en ellos. Pero un día, de pronto, detrás de los nombres desconocidos de los soldados muertos, imaginé situaciones, personas, familias rotas, historias de amor, dolor, ausencia… De esa fantasía, de esa vivencia nacieron estos relatos.
Un libro de relatos sobre el amor y la muerte

Mi vertebral rechazo a los símbolos de la tiranía me impidió por un tiempo centrar la inspiración en el Cementerio Militar Alemán de Cuacos de Yuste. Pero un día, de pronto, detrás de los nombres desconocidos de los soldados muertos escritos sobre las cruces, imaginé situaciones, personas, familias rotas, historias de amor, dolor, ausencia… De esa fantasía, de esa vivencia nacieron estos relatos.

Puedes encargarlo en amazon:

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