El lugar que me inspiró

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Cementerio Militar Alemán de Cuacos de Yuste

A pesar de la rebeldía y el rechazo profundo que me produce todo lo que huele a dictadura, a nazi, a facha, a opresión o a crueldad, reconozco que el Cementerio Militar Aleman de Cuacos es un lugar de paz. La inscripción de la puerta nos invita a pensar en los muertos con humildad y respeto. En la igualdad a que todas las personas somos sometidas ante la muerte, mi soberbia se allanó y dejé fluir la humanidad. Debajo de las cruces, detrás de las letras, los cargos, los uniformes, los símbolos de pertenencia, había personas. Imaginar familias, amistades, sueños, ausencias, amor, dolor, ilusiones… todo eso fue lo que me llevó a escribir estas historias. Ah y, cómo no, la calma vegetal de ese lugar que tiene al frente un valle de silencio y, detrás, una sierra llena de agua y caminos de sombra…

Cruces y Nombres

Cementerio de Cuacos de Yuste, un jardín entre olivos.

Acabo de publicar un nuevo libro.

Se llama Cruces y Nombres.

Es un libro de relatos, historias imaginadas a partir de cruces de piedra con nombres y fechas. Son personajes de ficción, pero podríamos haber sido tú o yo, si la vida nos hubiera puesto en un contexto de guerra y muerte.

Son historias de cada día, de sentimientos, de relaciones personales, de cómo la vida nos lleva y nos vive a su manera, porque es más fuerte que nosotros.
¡No te lo pierdas! ¡Te va a emocionar, te va  inquietar, te hará pensar!

Descárgalo para tu Kindle en Amazon.es

El Libro de las Reinas

Ya puedes leer un libro de poesía de Marta Abadía.

Perrault escribió el cuento de Caperucita hace más de 300 años. Su trágico final, en el que tanto la niña como la abuela acaban descuartizadas y devoradas por el lobo, pretendía alertar a las jóvenes parisienses de los peligros de una sociedad dominada por la ley de los hombres. No es raro que Perrault pensara que lo mejor que podían hacer las chicas era protegerse. Ni es de extrañar que escribiera esta fábula precisamente, y no otra aleccionando a los varones a comportarse de forma respetuosa. No sólo no se le ocurrió, es que, probablemente, nadie le habría escuchado.

Lo terrible es que esta fábula está de plena actualidad. En lugares como Ciudad Juárez, México, los lobos campan a sus anchas por los lugares donde las chicas circulan. En Ciudad Juárez, como en todas partes, trabajar no es sólo una cuestión de libertad personal, sino también, muchas veces, una necesidad para el grupo familiar. Las chicas van a las maquilas (fábricas) y, aunque son mujeres del siglo XXI, en esa autonomía del trabajo de la mujer que la modernidad pregona, ciertos hombres-lobo que, en su imaginario, se consideran superiores a las chicas, las vigilan. Cuando ellas salen a trabajar, ellos se sienten heridos en su hombría. Matarlas es la hazaña última de las bandas de hombres-lobo. Pero no suele publicarse que, además de matarlas, antes, las torturan, las violan, las mutilan; y, una vez muertas, las despedazan y queman con cal o ácidos para borrar los rastros, o diseminan sus restos marcándolos con señales crueles y salvajes, amenaza aterradora dirigida a las mujeres que se atreven a desafiar su ley de lobos.

En El Libro de las Reinas, Marta Abadía realiza un ejercicio casi bíblico de narración escueta de los femicidios. Siguiendo la huella del romance de ciego con su triste tañer popular; ahondando en la reflexión contenida y rítmica del soneto; rememorando la oración, repetitiva y apretada, de los Salmos, la autora llora, reza, canta y denuncia unos hechos que no deberían jamás suceder. Un grito herido, un sacudir a la sociedad, una llamada a despertar y caminar hacia la justicia.

Descárgate GRATIS El Libro de las Reinas http://espanol.free-ebooks.net/ebook/El-libro-de-las-Reinas

Descárgate la novela «El Canario desnudo»

Aquí tienes la ocasión de leer  un libro de Marta Abadía.

El Canario Desnudo es una historia de mujeres, escrita por una mujer.

Julia, mujer que fue maltratada y salió de la relación hace ya quince años, cree que está curada, pero no lo está. Su amistad con Graciela, una salvadoreña residente en Madrid, que se dedica al acompañamiento de enfermos graves o terminales a través de una ONG, pone a Julia en contacto con un accidentado que necesita estimulación para salir del coma. Conforme el herido va recuperando la conciencia y Julia y Graciela van comprendiendo quién es ese hombre, los fantasmas de Julia reviven dentro de ella en una arrasadora tormenta emocional. A través de una red de mujeres, que se apoyan en la amistad, Julia entra en contacto con las heridas de su alma y va pudiendo sanarlas. Toda la revolución interior se fragua y resuelve en sólo seis días. En el camino de su comprensión, Julia entra también en contacto con las heridas de su hija Delia, que van también calando en su nieta Clara, de nueve años. Un final inesperado abre la historia de todos los personajes implicados a la esperanza de una vida nueva.

De El canario Desnudo, algunos lectores han dicho:

«Qué bien escrito: personajes maravillosos, mujeres humanas y luchadoras. Preciosa» (IDM, de Madrid).

«Una historia conmovedora y unos personajes increíblemente reales. Una novela que engancha al lector desde la primera página» (MRS, de Barcelona).

«Una historia impactante y bella» (CLF, de Valencia)

Marta Abadía es Premio Altea de las Artes y Premio Altea de novela 2008, con «Un mundo tan pequeño».

Si quieres, puesdes descargar GRATIS la bella historia El Canario Desnudo en:

http://espanol.free-ebooks.net/authors.php?author=Marta+Abad%C3%ADa http://espanol.free-ebooks.net/my_author.php

Siquieres un libro real, picha en Visión Libros, aquí:  http://www.visionlibros.com/detalles.asp?id_Productos=10133

Mentiras

Hay que ser rebelde. No dejes de leer este artículo sobre las mentiras de la industria editorial: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=164069

Sobre el porcentaje del PVP que reciben los autores y las grandes mentiras de la industria editorial
Diego Morales

Los españoles leen más ebooks que libros en papel. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2012presentado por la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) el 58% de los españoles lee en formato digital. Los grandes del sector están preocupados porque sólo el 32% de los lectores de ebooks reconoce que los compra mientras el 68% se los descarga gratuitamente. Sin embargo a nadie parece preocuparle que los escritores, los creadores del producto cultural, perciban un porcentaje más bajo del precio de venta al público (PVP) que los editores y los distribuidores.

En la industria del libro en papel los editores se quedan aproximadamente con el 30% del PVP, los puntos de venta con otro 30%, los distribuidores con el 20%, las imprentas con el 10% y los autores con el 10% restante. El porcentaje final de los autores varía de su capacidad de venta y puede ir desde el 5% (nóveles y/o ediciones de bolsillo) hasta el 15% para los «superventas» (al que habría que restar el porcentaje del agente literario). Con la llegada del libro digital la reducción de costes de distribución, la eliminación de costes de impresión, transporte y gestión de almacenamiento debería suponer un cambio radical en la distribución de beneficios para el autor.

Pues no. En una encuesta realizada por Mariana Eguaras a diversas editoriales digitales los autores están percibiendo como mucho el 25%. Y digo como mucho porque según este estudio «hay que diferenciar que en algunos casos es el 25% del PVP del libro digital y en otros casos es el 25% de los ingresos netos; es decir, el 25% de lo que queda después de descontar las comisiones de las distribuidoras digitales y/o las librerías». Nuevamente son los distribuidores los que se quedan con la gran parte del PVP (hasta un 65%). Una repartición muy injusta, teniendo en cuenta «el valor que aportan a la cadena de producción y comercialización» de los libros digitales.

Crear un ebook no es gratis. El mayor coste es el de la escritura -imposible de calcular- que supone horas y horas, meses y meses y hasta años de dedicación y trabajo creativo o de documentación. La edición de un ebook implica el trabajo de revisión, corrección, maquetación, diseño, ilustración y posterior marketing (anuncios, RRHH, difusión, etc.). La distribución de un libro digital puede realizarse directamente a través de la web editorial y blogs asociados, sin tener que pasar por las grandes plataformas (Libranda, Casa del Libro, Amazon, etc.) y por lo tanto ahorrándose el porcentaje sobre el PVP que habría que pagar. Depende del plan de venta de cada libro y de cada editorial, claro, pero hay que tener en cuenta que estas distribuidoras cobran entre el 30 y el 65% del precio final.

Las grandes editoriales siguen empeñadas de culpar a «la piratería» de su escasa fuerza de venta. En el artículo de El País «Yo leo, tú descargas, él piratea» podemos leer estas declaraciones:

«Se ha quebrado la dinámica en una parte de la cadena del consumo cultural y se pone en riesgo la creación» (…) «queda clara la ineficiencia del modelo oficial contra la piratería. El asunto está mal gestionado porque se demuestra que aumenta la lectura digital, que es positiva porque va acorde con los tiempos, pero no se desarrollan ni fomentan prácticas adecuadas»

Javier Cortés (Presidente de la FGEE)

«La ley debería ser tajantemente disuaroria». «La industria editorial está haciendo un verdadero esfuerzo de inversión tanto en desarrollo de la digitalización y plataformas de venta, al tiempo tiempo que los autores facilitan la puesta en marcha de políticas de precios apropiadas».

Silvia Sesé (editora de Destino)

El dato del 68% «es espeluznante se mire por donde se mire». «Se trata del fracaso de una industria pero también el fracaso de la sociedad española. La oferta de libros electrónicos de interés general en lengua española supera los 12.000 títulos y el precio medio de venta está en torno a unos siete euros. Por lo tanto hay contenido legal a precios razonables a disposición de los lectores. Si una sociedad no permite que sus autores se puedan ganar la vida gracias a la publicación de sus obras la cultura de este país se verá gravemente afectada a medio plazo. Es preciso que este gobierno empiece ya a tomar medidas con carácter de urgencia, teniendo estos datos en la mano».

Nuria Cabutí (Consejera Delegada de Random House Mondadori)

Voy a comentar brevemente estas tres declaraciones. Hay más en el artículo, pero con estas es suficiente.

Javier Cortés dice que «se pone en riesgo la creación» y estamos de acuerdo. Pero él dice que es culpa de esos consumidores culturales que se descargan ebooks en vez de comprarlos. Mi opinión como economista es que el fallo está, en todo caso, en una industria incapaz de ofrecer un producto a un precio que satisfaga a los consumidores. Y como consumidor de libros opino lo mismo: los precios de los ebooks son muy elevados, habida cuenta de que los costes de producción son muchísimo más bajos que los de un libro en papel. Ya hemos visto antes qué es lo que hace que los libros digitales sean tan caros.

Silvia Sesé opta por endurecer las leyes aun más, y dice que los autores les están ayudando a rebajar los precios de venta. Supongo que eso significa que les están rebajando más aun el porcentaje a los escritores para poder «modular» el PVP de los libros. Lo cual es sorprendente porque si uno se mete en la web de la editorial Destino y elige un libro al azar podrá ver que el PVP de un ebook es de 12,99€ (El Guardián Invisible), apenas 5,51 euros menos que el ejemplar el papel (18,50€) pese a no tener que pagar la imprenta, el almacenaje, etc. Es decir que están pidiendo un «sacrificio» a los autores para poder ofrecer «precios competitivos» pero en realidad están vendiendo los ebooks a precio de libro de bolsillo. Buena jugada empresarial, sin duda alguna.

Nuria Cabuti al menos reconoce que se trata de un fracaso de la industria, pero luego añade que también lo es de la sociedad española, sobre la que recae casi toda la culpa, como siempre. No sólo hemos vivido por encima de nuestras posibilidades (sic), sino que también somos culpables de la incapacidad de la industria para amoldarse a los nuevos tiempos. No hace falta ser un doctor en economía para saber que la culpa de una baja demanda de un producto es siempre de la oferta, no del los «no demandantes». Nuria señala que el precio medio de venta son 7 euros. Nuevamente nos metemos en la web de su editorial, elegimos un libro digital al azar y vemos el precio: 11,99€ (La Casa del Silencio). A lo mejor es mala suerte, así que probamos a ver los precios de otros libros digitales: 12,99€ (Cuerpos Extraños), 13,99€ (Tierra), 11,99€ (¿Por qué E=mc2?). Eso, ¿por qué, por qué nos mienten?

La «piratería» siempre ha existido. La humanidad siempre ha tenido esa malsanatendencia a compartir con sus amigos, compañeros y semejantes productos culturales sin coste alguno. Novias que grababan CDs con canciones seleccionadas para su amado o monjes cristianos que copiaban manuscritos. Siempre ha existido. Pero esas mismas personas han comprado también productos culturales, han consumido, han dedicado parte de su dinero a adquirir una obra. ¿Por qué no lo hacen ahora? Por dos cuestiones: la facilidad para compartir copias gracias a internet y porque los precios de los productos culturales no les satisfacen.

Una lección de economía básica sobre los precios. Lo que determina el precio de un bien es, en primer lugar, la satisfacción que obtenga el cliente al adquirirlo en base a sus intereses. Es algo subjetivo. En segundo lugar el precio, más allá de la utilidad o necesidad del bien, varia según la diferencia entre la oferta y la demanda. La utilidad marginal total es la satisfacción que aporta el bien adquirido y es lo que, en la totalidad del mercado, determinará en parte el precio de venta: la máxima satisfacción al menor coste. Estas variables dependen también de la restricción presupuestaria, de la cantidad de dinero -liquidez- que tengan las personas para satisfacer o cubrir sus necesidades (desde las básicas y de primera necesidad hasta los artículos de «lujo»).

La cultura, salvo para los participantes en el mercado del arte y los millonarios, no es o no debería ser un lujo, sino una necesidadmedia. Los bienes culturales, si hablamos de productos de masas (libros, cine, música) deben ser accesibles a todos, otra cosa son los bienes culturales de lujo (un cuadro de Picasso, un palco VIP en el Teatro Bolshói, etc.). Dado que la industria editorial tiene como público objetivo «la masa», debe aplicar precios que la satisfagan para poder vender. Si no son capaces de vender sus productos culturales, deberán probar a rebajarlos. Para mantener un margen de beneficios que haga viable el negocio de la venta de libros, deberán reducir los costes de producción. Es tan fácilcomo revisar la cadena productiva y ver dónde se pueden reducir esos costes. Viendo los porcentajes de reparto sobre el PVP no es nada difícil saberlo. Con una gestión eficiente no sólo se reducirían costes, sino que se podría retribuir de forma justa a los verdaderos artífices del producto cultural: sus autores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

El precio que pagan las mujeres

También hay que saber lo que les pasa a las mujeres en otros lugares sólo por manifestarse: http://www.eldiario.es/amnistiaespana/Abeer-Sayed-Arabia-Saudi-Riad_6_102949712.html

El precio que pagan las mujeres por manifestarse en Arabia Saudí

Abeer al Sayed narra su detención el pasado 9 de febrero después de que ella y un grupo de mujeres, niños y niñas participaran en una manifestación contra la continua detención de familiares ante las oficinas de la Sociedad Nacional para los Derechos Humanos, financiada por el Estado de Arabia Saudí. Su esposo, Suliaman al Rushudi, lleva detenido en régimen de incomunicación desde diciembre de 2012.

Mujeres que se manifestaban en Riad el 9 de febrero pasado fueron detenidas y sufrieron malos tratos. Tres de ellas aún continúan hoy en prisión. © Privado

Mujeres que se manifestaban en Riad el 9 de febrero pasado fueron detenidas y sufrieron malos tratos. Tres de ellas aún continúan hoy en prisión. © Privado

Cuando nos presentamos en las oficinas de la Sociedad Nacional para los Derechos Humanos en Riad el sábado 9 de febrero por la tarde, nos comunicaron que no había funcionarios disponibles para hablar con nosotras.

Así que, junto con unas 10 mujeres más y cinco niños, permanecimos fuera mostrando las pancartas que llevábamos. En ellas figuraban los nombres de nuestros maridos, de aquellos que llevan muchos años detenidos sin cargos ni juicio, y que siguen entre rejas a pesar de haber cumplido su condena.

Cuando llegamos, había un coche de policía en la zona, pero, en cuanto sacamos los carteles, aparecieron dos más. Escuchamos a las fuerzas de seguridad que decían “ llevan pancartas”. Antes de pudiéramos darnos cuenta, estábamos rodeados por unos 15 coches de policía.

Un funcionario de la Sociedad Nacional para los Derechos Humanos salió para hablar con nosotras. Aproximadamente a la misma hora, llegaron autobuses a la zona, y aparecieron más coches de policía.

Los agentes de seguridad se dirigieron primero a la persona más vulnerable del grupo: una mujer con bastón.

Trataron de quitarnos las pancartas por la fuerza golpeándonos. Como resultado de la agresión, una mujer se cayó en un agujero cercano. A un niño de 12 años, cuyo padre lleva detenido una década sin cargos ni juicio, lo golpearon y le quitaron de las manos el cartel que llevaba. Nos amenazaron con detenernos.

Comenzamos a ir de calle en calle para evitar que nos quitaran los carteles. Yo estaba grabándolo todo y escuché que un agente de policía gritó “é sa está sacando fotos”. Corrí, pero me siguieron, así que pedí a la gente que iba en los coches que me ayudara. Dos hombres enmascarados y vestidos de paisano de la Dirección General de Investigaciones me agarraron y me arrojaron hacia una guardia, que me metió en uno de los autobuses. Nos golpearon y nos insultaron.

En el autobús comenzaron a cerrar las ventanas y se alejaron a toda velocidad con unas 13 de nosotras dentro.

Nos llevaron al Departamento de Investigación Criminal, donde llegamos aproximadamente a las 15h nos interrogaron tres veces: personal del Departamento de Investigación Criminal, de la Unidad de Pruebas Criminales y de la Dirección de Investigación y Fiscalía, respectivamente. Todos formularon las mismas preguntas.

Nos tomaron las huellas dactilares y una muestra de ADN, y nos preguntaron quiénes éramos, quién era nuestro líder, cómo coordinábamos nuestras actividades y si teníamos cuenta de Twitter.

“¿No sabes que las protestas están prohibidas según la sharia?”, me preguntó uno de ellos. Le respondí que eso no es así, que existen diversas opiniones al respecto. Les dije que hasta el interrogatorio era ilícito, puesto que no había ningún abogado allí presente conmigo. Me dijo que la elección que tenía era seguir el interrogatorio sin abogado o ingresar en prisión. Así que les dejé continuar.

Durante todo este tiempo no nos dieron nada para comer, a pesar de que había niños con nosotras. Les suplicamos comida y, finalmente, alrededor de la medianoche, nos dijeron que no podían darnos nada para comer porque todo estaba cerrado. Más tarde, nos trajeron un poco de zumo y una bolsa de patatas fritas para que los repartiéramos entre los niños.

Me dejaron marchar a eso de la 1.30h, junto con algunas mujeres, y dejaron a unas cuatro mujeres y tres niños bajo custodia. Mi hijastra, Bahia, y su hija de 23 años, Fatima, estaban entre las que quedaron detenidas.

Durante los arrestos, Fatima se había desmayado tras sufrir un ataque de asma, y no recobró el conocimiento hasta que le echaron agua en la cara. Después de separarla de su madre, los agentes de policía la golpearon y, a continuación, la metieron a rastras en el autobús. Se le rompió la abaya (túnica larga). Una guardia se sentó sobre ella y le dobló el brazo.

Vi que otras eran sometidas a maltrato y yo no sabía si llorar por lo que me estaba sucediendo a mí o por lo que les estaba pasando a las demás”, me dijo posteriormente Fatima.

Mapa de Arabia Saudí. United States Central Intelligence Agency's World Factbook.

Mapa de Arabia Saudí. United States Central Intelligence Agency’s World Factbook.

Mi hijastra es una de las tres mujeres que siguen detenidas en la prisión de Al Malaz; no hemos podido verlas ni hablar con ellas. Nos han dicho que las llevarán ante los tribunales, pero no sabemos por qué motivos ni cuándo.

Otras manifestaciones
Amnistía Internacional también ha recibido noticias de que la policía de la localidad de Buraida, al norte de Riad, detuvo el sábado 9 de febrero al menos a 15 mujeres y 10 menores de edad por protestar ante la Junta de Reclamaciones, tribunal administrativo con jurisdicción para examinar denuncias contra el Estado y sus servicios públicos.

Una mujer, cuyo marido lleva detenido varios años sin cargos ni juicio, y del que se dice que está enfermo y orina sangre, contó a Amnistía Internacional que las fuerzas de seguridad las golpearon y las llevaron a rastras a prisión. Fueron interrogadas en la cárcel, pero ella se negó a dar más datos que su nombre y edad sin la presencia de su abogado. Dijo que llevaron a otro grupo de mujeres a la misma prisión tras manifestarse. No obstante, todas han sido puestas en libertad sin cargos.

Amnistía Internacional considera que todas aquellas personas detenidas por ejercer pacíficamente sus derechos a la libertad de expresión y la reunión son presos de conciencia, y exige su liberación inmediata y sin condiciones.